ㅡJaesun ㅡtímido, llamó a la chica concentrada en ver como las hojas del otoño caían, una a una, siendo arrastradas por el viento. Ella dirigió su mirada de una solitaria hoja café en el seco pasto a las órbitas marrones del muchacho.
Este sonrió inconsciente.
ㅡ ¿Si, Chanyeol? ㅡusó un tono estío incongruente a la estación del año en la que situaban, dado que, Jaesun siempre solía tener un toque trópico e inigualable, muy característico.
Chanyeol temeroso pero dispuesto, tenía dos opciones inciertas: hablar o callar para la eternidad. La segunda parecía un poco tentadora mas factible luego de tantos años apreciando los maravillosos atardeceres del verano, y a medida que transcurría el tiempo, eran cada vez más dotados de una belleza esencial, dando a florecer los sentimientos ocultos contradictorios a su estación.
Finalmente, al otoño le había tocado su momento precipitado para dar a conocer sus tonos.
ㅡTe quiero ㅡ Las palabras de Chanyeol sonaron otoñales, a su vez otorgaron un ímpetu veraniego al fervoroso corazón de Sun. Ella sobresaltó, no debería sentir algo por alguien que no fuese el dueño de sus pensamientos. El ángel que la salvó del precipicio.
¿Así le pagaría a aquel ángel invernal haberla rescatado de la miseria en la que se hallaba?
Jaesun quiso llorar en aquél instante. No quería lastimar los sentimientos del castaño, sin embargo, estaba el noble caballero que la cuidaba día y noche, que la protegía en cada momento. Desde el primer día, sus almas fueron encadenadas y condenadas pasar la eternidad juntos, uno al lado del otro, aunque
suss estaciones se repeliesen entre sí.
Los rozagantes ojos de Jaesun adquirieron un brillo cristalino a causa de las lágrimas insurgentes a sus deseos de mantener la calma, asustando al alto, que en un acto reflejo se agachó frente a ella, y acunando entre sus manos el rostro de porcelana de la rubia, le dedicó una mirada enternecida y compresiva. No obstante, no hizo más que confundir más al pequeño corazón latiente de la joven, enredado por el dilema.
ㅡ ¿Qué sucede, Sun? ㅡpreguntó, denotando preocupación en sus acciones.
La chica sonrió débil, con el ardor y dolor recorriendo todo su torso.
ㅡChanyeol, y-yo... ㅡ En ese instante, sus palabras quedaron en su boca, calladas por unos sedosos labios que se adueñaron de los suyos, sigilosamente, en un marcado compás lento pero efusivo, que lograba transmitir esas tonalidades marrones y grisáceas del castaño.
La noción del tiempo y el espacio pareció desvanecerse.
Su corazón estío más extasiado no podía estar, lleno de adrenalina, inclinado a saborear más del desconocido sabor del otoño, de un paladar fatigado del consentudinario helado invernal.
De momento a otro, se encontraba atrapada en las nubes pomposas y aterciopeladas en un sentimiento creciente, que debía evitar antes de la llegada del torrencial e imponente invierno.
Jaesun quería separarse dél, correr a los acogedores brazos de Baekhyun, llenarse de su aroma, esencia, ser únicamente de él.
Pero... ¿el cálido verano podría cohesionar con el frío invierno, si ni siquiera daba un pequeño avistamiento de su llegada?
Entonces, los dolorosos recuerdos que por precaución mantuvo congelados en el tiempo, se derritieron en una mentira de cocoa caliente para servirle en bandeja de plata un dolor amargamente dulce.
Ahí el verano renació.
Amar a otra persona no sería del todo malo ni un pecado, si a la final terminaría regresando a los brazos de Baekhyun. ¿Por qué en la espera de su llegada no experimentaba con diferentes paletas de colores, diversos tipos de sabores y nuevas escalas de sensaciones?
Chanyeol era una cálida tarde de otoño.
No estaba mal en querer conocer los tonos cromáticos del otoño, aquellos que tanto le caracterizaban. Con experimentar no perdía nada, menos si solo estaba explorando una nueva estación.
El castaño un poco decepcionado y con el corazón encogido, cortó el beso, asumiendo lo peor. Y antes de que se alejara, Jaesun lo tomó temerosa por sus hombros, y lentamente fue acercando sus labios hasta el punto de alcanzar un leve roce.
Su pecho cálido no podía con sus latidos agitados. Estaba acercándose al principio del otoño, donde las hojas cambian y caen consecutivamente, antes que los copos invernales lluevan trayendo consigo un blanquecino invierno.
Como si una chispa hubiese hecho corto circuito, Chanyeol terminó uniendo sus labios nuevamente en un veraniego beso otoñal, dando a conocer sus verdaderas tonalidades a un corazón tropical de tonalidad cálidas, agonizante a la espera del inicio de un monótono invierno.
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